La primera referencia directa a La Riqueza de las Naciones en Buenos Aires: 1797

Alvaro Perpere Viñuales


22 de Julio 2020
Las ideas de Adam Smith, especialmente las presentes en La riqueza de las naciones (WN), fueron recibidas en algunos círculos intelectuales más rápidamente de lo que a veces se supone. El caso de la recepción de WN en Buenos Aires es un buen testimonio de ello. Ya antes de 1810, año en que se dio la Revolución de Mayo y se inició el camino hacia la independencia de España, uno encuentra abundantes menciones e incluso apelaciones más o menos directas a la obra de Smith. De entre todas ellas, sobresale de un modo especial la que usualmente se reconoce como la primera cita directa y explícita a su obra, que se dio en 1797. Esta cita no fue algo menor o anecdótico. De hecho, muestra hasta qué punto, apenas conocidas, muchas de las tesis económicas del escocés fueron asumidas como propias, no solamente por los intelectuales porteños, sino también por comerciantes y líderes políticos.


Entre 1794 y 1810, figuras importantes de la independencia Argentina, como Manuel Belgrano, Mariano Moreno, y de un modo especial, Juan Hipólito Vieytes, conocieron y se inspiraron en las ideas económicas de Smith. Como ellos rápidamente percibieron, el planteamiento que se podía leer en WN no se limitaba a la realidad económica británica, sino que era extrapolable también a otras regiones del mundo, en este caso, en la zona del Río de la Plata. Sin embargo, el honor de haber citado por primera vez a Smith en Buenos Aires no le corresponde a ninguno de ellos, sino a un comerciante, Francisco Antonio de Escalada. 


¿Pero cómo fue posible que las ideas de este escocés llegaran a Buenos Aires, superando tanto la distancia geográfica, la diferencia de idioma como, sobre todo, las dificultades religioso-políticas que suponía la censura por parte de las instituciones españolas? ¿Y cómo es que la primera referencia a él no fue señalada por estos ilustres próceres e intelectuales argentinos, sino por un comerciante y en medio de una difícil discusión sobre regulaciones comerciales? Sin duda, la respuesta a esto es una historia apasionante y que, a mi juicio, refleja la universalidad del pensamiento smitheano.


Uno de los principales escollos que tuvo que enfrentar la obra de Smith para poder llegar al mundo de habla hispana fue el de la traducción. El problema no era tanto una dificultad de encontrar alguien que supiera inglés como la poderosa censura religioso-política que prohibía su realización. Para superar esto, en 1792, el español Carlos Martínez de Irujo tradujo al castellano una versión francesa de WN, hecha por Condorcet. En rigor, la de Condorcet era una traducción condensada de la obra de Smith: suprimía algunos párrafos y daba como resultado un texto algo más breve. Martínez de Irujo, a su vez, para superar la censura, suprimía aún más párrafos, sobre todo en la parte en que se discute la cuestión de la tolerancia religiosa. Curiosamente, el español también agregó párrafos traducidos directamente del inglés, es decir, salteando a la versión francesa. El resultado final es, entonces, una mezcla de la traducción de Condorcet y la original de Smith, publicada con el título “Compendio de la obra inglesa intitulada Riqueza de las Naciones” (pero usualmente llamada “Compendio”). [1] A finales de 1794 fue publicada una nueva traducción de la WN, esta vez hecha directamente del inglés, aunque también modificada para evitar la censura. Su traductor fue José Alonso Ortiz. Sin embargo, es el “Compendio” el que ahora nos interesa, ya que fue la traducción que leyó Francisco de Escalada y lo motivó a participar activamente de un debate que se dio en Buenos Aires en torno a la libertad de comercio.  


Sucedió en marzo de 1797. En el Cabildo de Buenos Aires [2] algunos miembros propusieron quitar restricciones legales al comercio que se realizaba entre Buenos Aires y otras colonias y ciudades. La aspiración de estos era hacerlo lo más abierto posible, incluso con colonias de otros países. Sin embargo, no todos concordaban con esa posición. Se generó, así, un debate que involucraba a la dirigencia política y comercial del Virreinato del Río de la Plata. La pregunta que se planteaban era la siguiente: ¿Era positivo para la felicidad de los habitantes de Buenos Aires abrir lo más posible el comercio a nuevos mercados? 


La discusión no era fácil. Entre quienes se oponían a la apertura comercial había también muchos comerciantes. Estos comerciantes invocaban el “interés común” como argumento para mantener las restricciones. Y hay que decir que algunos de ellos eran muy influyentes. Esto hacía que las autoridades políticas desconfiaran de las ventajas de abrir más el comercio. 


Mirado de un modo amplio, la discusión no era original. De hecho, Smith había tratado esto no solamente en WN, sino que había participado en un debate muy similar en torno a 1780. En ese entonces, el Parlamento de Irlanda buscó aprobar una regulación que promovía una mayor apertura comercial para sus productos. Ante esto, algunos líderes políticos ingleses vieron esto como un problema. Y por ello, H. Dundas, Lord Carlisle y W. Eden consultaron a Smith sobre las ventajas y desventajas de favorecer esta apertura comercial. Una de las dudas principales era si la apertura era conveniente, tanto para Irlanda como para Inglaterra y Escocia, o solamente para la primera. Smith les respondió a los tres en diversas cartas, reiterando las tesis centrales propuestas en WN. [3]Un comercio abierto era conveniente para todos. Esta posibilidad de una mayor apertura, sin embargo, seguramente sería enfrentada por algunos comerciantes y manufactureros, especialmente de Inglaterra. Decía Smith que los comerciantes tienen, a veces, una mirada muy estrecha y no ven más allá de un interés cercano y concreto, conspirando incluso contra ellos mismos. Pero esta oposición no era algo que debía ser minusvalorado, ya que por ser algunos de ellos personas muy influyentes políticamente, podían bloquear la iniciativa y mantener las restricciones comerciales. [4]


En la reunión del Cabildo de Buenos Aires de marzo de 1797, aunque el problema se planteaba muy lejos de Irlanda e Inglaterra, la pregunta era esencialmente la misma. Y entre quienes se oponían, también había algunos comerciantes. El paralelismo entre uno y otro caso era claro. 


De Escalada, que abogaba por esta mayor apertura, presentó sus argumentos, y específicamente solicitó que su discurso quede registrado en las actas del Cabildo, motivo por el cual llegaron hasta nosotros sus palabras. Ese día, de Escalada defendió enfáticamente la idea de una mayor apertura comercial. Una lectura del texto muestra que su argumentación es, en muchos aspectos, profundamente smitheana. Lo primero que señaló fue que, contrariamente a lo que algunos puedan creer, la libertad de comercio es beneficiosa para todos y no solamente para los habitantes de Buenos Aires. De permitirse, todos los que están sujetos a la corona española alcanzarán una mayor felicidad, incluso aquellos que viven en la lejana Europa.


Pero el punto culminante se dio cuando de Escalada abordó la cuestión de por qué, si esta apertura comercial era tan beneficiosa para todos, había resistencias entre algunos comerciantes. Para responder esto, de Escalada apeló aquí directamente a las palabras del propio Adam Smith, citando así al escocés por primera vez en estas tierras. Señaló con contundencia que “el mayor de los políticos ingleses Smith” dice: 


 “Toda Ley o reglamento nuevo que se proponga en negocios de comercio, si dimana de los mismos comerciantes debe recibirse con suma precaución, y antes de adoptarlo se ha de examinar detenidamente con el mayor cuidado y atención, con mucha desconfianza porque estos proyectos dimanan de una clase de hombres cuyo interés no es siempre conforme con el del público: por lo regular interesados en engañarle y oprimirle, y finalmente de una clase que ha ejecutado uno y otro del modo más artificioso y tiránico”. 

Como se puede ver, aunque a través de Condorcet, Francisco Antonio de Escalada está citando parte del párrafo final del libro primero de WN. [5]


Al citar directamente a Smith, lo que de Escalada intentaba mostrar es que uno de los más grandes defensores del libre comercio, y el inspirador de sus argumentaciones, reconocía al mismo tiempo que son a veces los propios comerciantes los que se le oponen. En otras palabras, que no por dedicarse al comercio estos son siempre favorables a una mayor apertura, y ello debido a un interés personal que mira muy poco más allá. Este profundo conocimiento que muestra Smith, tanto de la naturaleza del comercio en sí, como de la naturaleza humana, sus limitaciones y debilidades, parece haber cautivado a Fernando A. de Escalada. Y así, en su discurso, abierta y valientemente reconoció la inspiración del escocés en esta cuestión.


De esta manera, Smith apareció por primera vez directamente citado en Buenos Aires. Comenzaba una larga historia de encuentros y desencuentros entre el pensamiento económico político argentino y las ideas de Adam Smith. 


Decía al comienzo que, en el caso de Buenos Aires, la recepción de WN y sus ideas se dieron muy pronto. Smith había muerto apenas siete años antes de ser públicamente citado por de Escalada.  Y gracias a su Correspondencia con diferentes personalidades, se sabe que Smith estaba particularmente interesado tanto en la recepción que se hacía de su obra como de las traducciones que se empezaron a hacer en vida de él. [6] De haber vivido apenas unos pocos años más, quizás hubiese alcanzado a saber que, muy lejos de Escocia, en un territorio casi olvidado como era la Buenos Aires del siglo XVIII, un comerciante apelaba públicamente a sus ideas para defender el libre comercio. Imagino que, seguramente, habría sentido una profunda satisfacción.






[1] Carlos Martínez de Irujo, Compendio de la obra inglesa intitulada Riqueza de las Naciones, Madrid, Imprenta Real, 1792.
[2] En los territorios españoles, el Cabildo era el órgano de gobierno de un pequeño territorio (por una ciudad y sus alrededores). Sus miembros representaban, además de a la Corona Española, a los vecinos de ese territorio.
[3] Véase Correspondence of Adam Smith, 201, 202 y 203.
[4] Por ejemplo, en carta a Lord Carlisle, Smith dice: “A very slender interest of our own Manufacturers is the foundation of all these unjust and oppresive restraints” (Correspondence..., 202). En WN, puede verse: I,x,p, 10.
[5]  Si se quiere hacer una comparación completa se puede ver: la cita en castellano corresponde a la página 97 del Compendio, que traduce la versión francesa de Condorcet que está en Bibliotheque de l´homme public, III, Paris, 1790, p. 161, y en la original de WN es el párrafo final del libro primero, I, x, p, 10 (p. 207)
[6] Basta mirar la cantidad de correspondencia dedicada a la cuestión para darse cuenta de ello. En el caso de las traducciones, es particularmente interesante las cartas relacionadas con la traducción de la obra al danés (epístola 207, y luego 208 y 209). 



     


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